Fotografías de Héctor Garrido que forman parte del Proyecto Cuba Indígena.
“Cuba Indígena” surgió como proyecto fotográfico en 2018 a petición del historiador de la ciudad de Baracoa, Cuba, Alejandro Hartmann, quien llevaba más de treinta años inmerso en el estudio y reconocimiento de la ascendencia indígena en Cuba. A partir de este llamado, Héctor Garrido organizó un grupo de expertos en diferentes temas con el propósito de estudiar en profundidad y obtener respuestas definitivas a la posible presencia actual de descendientes de quienes fueron los habitantes de la isla de Cuba antes de la llegada de los europeos. Y es que desde el siglo XVI hasta la actualidad había prevalecido la teoría de la extinción absoluta de los aborígenes cubanos y sus descendientes. Así, en el año 1552, sólo sesenta años después del primer viaje de Cristóbal Colón a América, Fray Bartolomé de las Casas, en lo que fue quizás un último intento por proteger a los últimos aborígenes, dictaminó su completa extinción en su tratado "Brevísima relación de la destrucción de las Indias. Desde entonces hasta hoy, el relato de la extinción ha sido el que comúnmente ha dominado e incluso ha sido estudiado en escuelas y universidades. El gran antropólogo cubano Fernando Ortiz, en “Los factores humanos de la cubanía” (1940 ), cerró definitivamente la posibilidad de la existencia de una posible descendencia aborigen en su narración del encuentro de esta cultura con la europea, sentenciando: "“El impacto de las dos culturas fue terrible. Una de ellas pereció, como fulminada. Los indios se extinguieron”.
Sin embargo, ciertos investigadores han defendido reiteradamente la existencia de núcleos, principalmente en el oriente cubano, donde todavía parecía sobrevivir sangre aborigen. Rivero de la Calle, Núñez Jiménez, Rugles, Barreiro y el propio Hartmann, entre muchos otros, defendieron, con sus estudios, la existencia actual de descendencia en varios puntos de las provincias orientales. Sin embargo, la tecnología a la que tuvieron acceso no les permitió obtener respuestas definitivas e incuestionables y sus estudios se convirtieron en objeto de discusiones infructuosas y terminaron relegados al olvido.
El Proyecto Cuba Indígena propone un abordaje combinado de esta controversia desde todos los ángulos posibles, siendo sus ejes principales el estudio genético comparativo y el estudio fenotípico a través de la realización de retratos de sus rostros. A esto se suma también el estudio antropológico, etnográfico, sociológico y, por supuesto, histórico. El libro de resultados del proyecto, bajo el título "La Cuba indígena hoy: sus rostros y ADN", recoge las conclusiones de cada uno de estos enfoques y sienta las bases para estudios posteriores, que serán tan necesarios a partir de ahora para completar el estudio. . Historia real que retrata lo que ha sido la historia de Cuba.
Para la realización del Proyecto Cuba Indígena se han estudiado una treintena de comunidades ubicadas en la región más oriental de Cuba, en las provincias de Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo. Para la elección de estas comunidades se siguieron los criterios establecidos por los estudios previos de Hartmann y Barreiro, que señalaban que una serie de apellidos -heredados de las parcelas- constituían una pista interesante para localizar a estas familias de descendientes. La mayoría de las familias estudiadas, de hecho, son las localizadas previamente por estos investigadores, aunque se han documentado algunas localizaciones nuevas. Entre los apellidos más frecuentes destacan en primer lugar Ramírez y Rojas, aunque también son frecuentes Rivero, Romero y Díaz, entre otros.
Los participantes fueron visitados en sus hogares y comunidades, y luego de obtener su consentimiento para participar en el estudio, fueron entrevistados sobre su historia individual y familiar, su estado de salud y condiciones de vida. Se tomaron medidas antropométricas, fotografías para recolectar evidencia de sus características fenotípicas y finalmente se solicitó una muestra de saliva para el estudio comparativo de ADN. Finalmente, se seleccionaron alrededor de 100 personas que, en conjunto, mostraron las posibles variaciones presentes dentro de estas comunidades y de ellas, 75 fueron estudiadas genéticamente bajo la dirección de la doctora Beatriz Marcheco.
Héctor Garrido